¿Por qué deberías apagar la luz este 30 de marzo?

La propuesta es que el próximo 30 de marzo de 2019, entre las 20.30 y las 21.30 horas, hogares, empresas, edificios y monumentos del mundo queden completamente a oscuras.

Hay acciones que podrían parecer muy pequeñas a simple vista, pero su efecto multiplicado es enorme. Por eso, este 30 de marzo, apagar la luz tiene un significado muy especial. Hacerlo no te costará nada, y el mensaje que darás es muy importante.

Se trata de 20° edición de la Hora del Planeta, una iniciativa mundial que lleva adelante WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza, por sus siglas en inglés) desde 2007 con el objetivo de alertar sobre la importancia de actuar frente al cambio climático.

El año pasado, sitios reconocidos mundialmente como el Palacio de Buckingham en Londres, o la Torre Eiffel en París, apagaron sus luces. Miles de ciudades y millones de personas de casi 200 países se sumaron al apagón.

¿Qué conseguimos con esto?

En primer lugar, ayudamos a reducir el consumo energético durante una hora. Pero además, a nivel simbólico, esta acción representa el poder transformador que tenemos todos si nos ponemos de acuerdo con algo tan «La Hora del Planeta se ha convertido en una oportunidad única en defensa del Planeta, promoviendo estilos de vida sostenible, fomentando el desarrollo renovable, conservando nuestros bosques, mares y recursos naturales o luchando contra la pérdida de biodiversidad», señalan en el sitio web de la inciativa.

Por eso también en esta edición, WWF suma otros desafíos, como convertir el día en una jornada sin plásticos de un solo uso, combustibles fósiles ni carne.

¿Te preguntas cuáles son los motivos? Estos son algunos:

  1. Para producir 1 kilo de carne se necesitan 15.500 litros de agua.
  2. Cada año son vertidas a la naturaleza 100 millones de toneladas de plásticos.
  3. El transporte urbano genera un 30% de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.

La Hora del Planeta busca dejarnos a todos a oscuras para que tomemos conciencia sobre la fragilidad de lo que nos parece ya tan «natural». La destrucción de hábitats, el tráfico de especies, la contaminación y el cambio climático están generando una degradación sin precedentes. La naturaleza que estamos destruyendo no es un escenario ni un decorado, sino que es lo que nos brinda todo lo que en verdad necesitamos para vivir: agua, aire, alimentos, refugio, medicinas, e incluso es el sustento del sistema económico de todo el mundo.

Actuar a favor del planeta es un acto, además, de amor propio hacia ti mismo.

Fuente: Bioguía

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