1. Colores intensos. Evitá los colores estridentes y llamativos como el rojo, el anaranjado y el amarillo intenso. La idea es que tu dormitorio sea un espacio donde haya armonía y te permita un buen descanso. Los tonos neutros y base son perfecto, porque dan luminosidad y son cálidos.
2. Cama grande, espacio pequeño. Antes de comprarla, medí el tamaño de la que podría ser tu cama. No olvides que deben quedar al menos 50-60 centímetros hasta la pared de cada lado.
3. Cabecera. El tamaño de la cabecera debe ser acorde con la cama y el espacio, además de cumplir la función de separar, delimitar y servir de apoyo. Ojo, no siempre se tiene que incorporar una!
4. Cortina pesadas. Decile no a las cortinas pesadas y oscuras, que te sacan luz y achican los ambientes.
5. Demasiadas almohadas y/o almohadones. Además de sobrecargar, te obligan a pasar varios minutos del día y de la noche acomodándolos.
6. El piso. En el dormitorio usualmente estamos descalzos, por lo que puede ser muy cómodo colocar dos alfombras en cada lado de la cama o una grande que abarque todo, que además aportan calidez.
7. No trabajes en el dormitorio. No lo hagas, asociarás el dormitorio no con el descanso total sino con el trabajo.