Al considerar invertir en un inmueble, es fundamental entender las diferentes opciones disponibles y cómo cada una se clasifica según su rentabilidad. Aquí te explico las dos categorías principales: patrimonio inteligente y patrimonio emocional.
1. Patrimonio Inteligente
Este tipo de patrimonio está compuesto por inversiones altamente rentables, que se encuentran en alza y pueden convertirse en activos líquidos rápidamente. Algunos ejemplos incluyen:
- Locales comerciales: Estos son considerados los activos más rentables, con una rentabilidad bruta que oscila entre el 4,5% y el 6%. La ubicación es crucial para maximizar su rentabilidad.
- Oficinas: Ofrecen una rentabilidad media que varía entre el 5,6% y el 5,8%.
- Viviendas: Han visto un aumento en su rentabilidad, que se sitúa en 4% en Madrid y 3,8% en Barcelona.
2. Patrimonio Emocional
Este tipo de patrimonio incluye inmuebles y activos que ofrecen poca o ninguna rentabilidad y son adquiridos por razones personales o emocionales. Ejemplos de patrimonio emocional son:
- Casa habitual: La vivienda donde resides.
- Coche: Un activo que generalmente no genera ingresos y se deprecia con el tiempo.
Conclusión
Para obtener la máxima rentabilidad de una inversión inmobiliaria, es esencial considerar factores como la ubicación y el potencial del activo. Mientras que los locales comerciales suelen ofrecer la mejor rentabilidad, otros tipos de inmuebles, como los garajes, tienden a ofrecer menos, con una rentabilidad máxima del 4,6%.
Al final, es importante equilibrar las decisiones entre inversiones rentables y aquellas que tienen un valor emocional, según tus objetivos financieros y personales.
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