Cada verano, miles de turistas visitan la isla de Assateague, que tiene tan solo 60 km de largo y es una barrera situada en la costa oriental de los estados de Maryland y Virginia.
Los turistas, comparten su estadía con los caballos salvajes (Mustang) que habitan desde hace cientos de años esta isla, de la cual son sus únicos residentes permanentes y legítimos habitantes.
Los caballos, no tienen ningún problema en pasar el rato con los humanos, y de hecho lo hacen con la mayor naturalidad. Se los puede ver tumbados al sol en la playa, paseando por caminos y carreteras, pero al parecer su pasatiempo favorito es comer la comida de los tuirstas e invadir sus campamentos.
¿Te imaginas cómo sería si esto ocurriera en nuestras playas?