La higiene de las almohadas

La verdad es que no resulta muy agradable a la vista cuando al cambiar las sábanas (y por lo tanto también las fundas de las almohadas) descubrimos que nuestra almohada favorita empieza a tener un tono amarillo. Pero es que cada noche apoyamos nuestra cara entre 6 y 8 horas, así que es normal que se ensucien, por muy limpia que tengamos la cara.

¿POR QUÉ LAS ALMOHADAS SE PONEN AMARILLAS?

Las almohadas adquieren este tono amarillento con el paso del tiempo básicamente por 2 motivos:

  • Sudor: aunque no lo parezca mientras duermes sudas. Es la manera que tiene el cuerpo para mantenerse en una temperatura confortable. Y aunque la almohada lleve funda, poco a poco el sudor se filtra por el tejido y mancha la almohada.
  • Saliva: No solo los niños y las personas mayores babean. Es algo normal y con frecuencia todos babeamos porque en algún momento u otro de la noche dormimos con la boca abierta. Igual que con el sudor, la saliva se filtra y mancha la almohada.

ANTES DE QUE SE VUELVAN AMARILLAS

Para que la almohada no se convierta en el hogar de bacterias, hongos y ácaros que pueden afectar a tu salud y a tu bienestar lo ideal es lavar las almohadas. Actualmente la mayoría de almohadas permiten limpiarse en la lavadora independientemente del material del que estén rellenas, aunque lo mejor es asegurarse del tipo de lavado que necesita para no estropearlas (a mano o a máquina).

Para lavar la almohada puedes usar cualquier tipo de detergente, aunque es mejor que sea líquido ya que si fuera en polvo se podría quedar algún residuo dentro o fuera de la almohada. Si en la etiqueta lees que puedes centrifugar la almohada, lo mejor es centrifugarla dos veces para asegurarte que no queda ningún residuo de jabón. Deja secar la almohada de manera horizontal y al aire libre.

Share: