Durante el verano nuestras necesidades de hidratación aumentan. Las altas temperaturas hacen que sudemos más que durante el invierno y en consecuencia necesitamos tomar más líquidos, especialmente cuando nos exponemos al sol.
Cuando vamos a la playa no debemos olvidar llevar suficiente cantidad de agua y ofrecerla reiteradas veces a los más pequeños que suelen estar distraídos jugando y pueden olvidarse de pedir agua.
Lo bueno del verano es que para hidratarnos tenemos una cantidad de opciones frescas y saludables, entre ellas:
Agua: Es la bebida que mejor calma la sed y se puede elegir entre agua potable o mineral con o sin gas y agua de manantial.
Jugos de frutas: Que además de hidratar y calmar la sed, son nutritivos y aportan energía (en forma de fructosa).
Infusiones: Se preparan con agua y plantas de distintos sabores y propiedades, algunas de las cuales se pueden recoletar en los cerros que rodean Piriápolis (Carqueja, Marcela, etc.) Las infusiones, pueden tomarse frías o calientes.
Helados: que además de hidratar son muy ricos y los que se elaboran en base a leche son además nutritivos. Pero no se puede abusar por su alto contenido de azúcar.
Bebidas gasificadas: si bien son muy refrescantes es importante considerar que su alto contenido de azúcar puede tener un efecto negativo.